REHEARSING WITH THE KORY WARMIS / ENSAYANDO CON LAS KORY WARMIS

30 Apr, 2021 | Marianthi Baklava

Culture

ENGLISH VERSION

Women meet to create theatrical art – and to empower themselves

‘Get ready, you’re going to be backed against that wall once everyone gets here,’ Erika Andia warns me. Upon arriving at Calle Genaro Sanjines 986, it seems that I have completely lost my way. I find myself having trekked up what appears to be a purely residential road in the very centre of La Paz. I press my ear against the door and hear a soft purr and scratches: there is life inside. And this is when Andia arrives, running up the street to greet me. She swings the rusty door open, and, as if through a portal, colour erupts outward.

She leads me into a small but cheerfully bright room, with playful orange-tiled recessions dotting the white walls. It is this confined space in which we are all to rehearse, although now it feels empty, expectant. I grab a tiny cobalt-blue play-stool and sit down, waiting to meet everyone. Arriving in pairs, I get hugs and kisses from each woman who enters while being distracted from my mission by two resident kittens. The first women to arrive are Maria Paz and Jhovana Milenka Gutiérrez Hilari. We aren’t only expecting women, however. Two-year-old Gabriel, Jhovana’s son, runs up to hug me. He is the youngest Kory Warmi. 

A theatre troupe which formed in February 2015, the Kory Warmis took their name from the Aymara phrase for mujeres de oro – ‘golden women’. It is a fitting name, as each member is a victim and survivor of violence and abuse, typically at the hands of a male.

To most of these women, rehearsing with the Kory Warmis serves as motivation to help themselves through their workweek. ‘They are alteñas,’ says Andia, the Kory Warmis director and an accomplished actress herself, ‘comerciantes’. Many of the women in the group were initially members of an initiative of Pro Mujer, an international NGO dedicated to providing services to women, and joined the theatre group with Pro Mujer’s support, to pursue their acting dreams. ‘Now we are best friends and we are sisters,’ says Maria.  

The Kory Warmis have embarked on a new play, Déjà Vu, which looks at the effect that tensions between a married couple have on their young daughter. I watch as 21-year-old Brayam Machaca Aranibar contorts his face in pain and agony during an argument with 30-year-old Ana Chambi Mayta, who plays his young wife.

This month, the theatre troupe will be performing Déjà Vu and another production, Kusisita, across several different barrios of La Paz, as well as opening Casa Mágica, their rehearsal space in La Paz, to the public.

During the rehearsal, Andia announces that the Kory Warmis will tour Peru in May. Smiles and laughter reverberate as the group is unable to contain their excitement. They are dreaming of travel and adventure.

The Kory Warmis’ children line up and begin to dance, whipping themselves in the progression of what is actually quite a cheery song. I sit next to Andia, confused and uncertain how to feel. It starts to dawn on me that perhaps this is their desired effect on the audience: to make us uncomfortable, unsure, and weary.

Here, our rehearsal is suddenly cut short at the realisation that over four hours of hard work have passed. The Kory Warmis begin to make their way home, small giggles of relief but an aura of dejection hanging low in the now darkening Casa Mágica.

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VERSIÓN EN ESPAÑOL

Mujeres en arte escénico y empoderándose

"Alístate, te empujaran contra la pared una vez que todos lleguen", me advierte Erika Andia. Al dirigirme a la calle Genaro Sanjinés 986, sentía que me había perdido por completo. Llegue habiendo caminado por lo que parece ser una calle claramente colonial en el mismo centro de La Paz. Presiono la oreja contra la puerta y escucho un suave ronroneo y rasguños: hay vida dentro. Y es entonces cuando llega Andia, corriendo calle arriba para saludarme. Ella abre la puerta oxidada y, como a través de un portal, el color irrumpe hacia afuera.

Me lleva a una habitación pequeña pero agradablemente luminosa, con divertidos huecos de azulejos anaranjados que salpican las paredes blancas. Es este espacio destinado en el que todos vamos a ensayar, aunque ahora se siente vacío, expectante. Agarro un pequeño taburete de juego azul cobalto y me siento, esperando encontrarme con todos. Al llegar juntos, recibo abrazos y besos de cada mujer que entra mientras dos gatitos del lugar me distraen de mi misión. Las primeras mujeres en llegar son María Paz y Jhovana Milenka Gutiérrez Hilari. Sin embargo, no solo estamos encontrando mujeres. Gabriel, de dos años, el hijo de Jhovana, corre a abrazarme. Es el Kory Warmi más joven.

Esta compañía de teatro que se creó en febrero de 2015, las Kory Warmis tomaron su nombre de la frase aymara - "mujeres de oro. Es un nombre oportuno, ya que cada miembro es víctima y sobreviviente de violencia y abuso, generalmente a manos de un hombre.

Para la mayoría de estas mujeres, el ensayar con Kory Warmis es motivacional porque las ayuda a relajarse en su semana laboral. "Son alteñas", dice Andia, la directora de Kory Warmis,  "comerciante" y una actriz reconocida. Muchas de las mujeres del grupo fueron inicialmente miembros de la organización Pro Mujer, una ONG internacional dedicada a brindar servicios a las mujeres, en donde se juntaron como grupo de teatro con el apoyo de Pro Mujer, para perseguir sus sueños de actuar. "Ahora somos mejores amigas y somos hermanas", dice María.

Los Kory Warmis han ingresado en una nueva obra, Déjà Vu, la cual analiza el efecto que tiene las tensiones de un matrimonio con su pequeña hija. Veo cómo Brayam Machaca Aranibar, de 21 años, gesticula el rostro de dolor y agonía durante una discusión con Ana Chambi Mayta, de 30 años, quien interpreta a su joven esposa.

Este mes, la compañía de teatro presentará Déjà Vu incluida otra producción, Kusisita, en varios barrios diferentes de La Paz, además de abrir al público Casa Mágica, su espacio de ensayo en La Paz.

Durante el ensayo, Andia anuncia que los Kory Warmis realizarán en mayo una gira por Perú. Sonrisas y risas resuenan cuando el grupo es incapaz de contener su emoción. Sueñan con viajes y aventuras.

Los niños de Kory Warmis se forman y comienzan a bailar, ajustándose al ritmo de lo que en realidad es una canción bastante alegre. Me siento junto a Andia, confundida e insegura de cómo sentirme. Empiezo a darme cuenta de que tal vez este sea el efecto deseado en la audiencia: hacernos sentir incómodos, inseguros y cansados.

Aquí, nuestro ensayo se interrumpe repentinamente al darnos cuenta de que han pasado más de cuatro horas de arduo trabajo. Los Kory Warmis comienzan a desplegar su retorno a casa, pequeñas risitas de alivio, pero un hálito de agotamiento se refleja  bajo la Casa Mágica ahora oscurecida. 

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